En tiempos de pandemia y confinamiento, hemos sido más conscientes de las precarias condiciones de habitabilidad que ofrecen muchas de las viviendas en nuestro país. La emergencia habitacional no es solo un problema del número de viviendas si no de calidad de las mismas.
Se ha puesto en evidencia que las viviendas españolas no solo no cumplen con las condiciones de confort y salubridad necesarias si no que carecen de un factor decisivo hoy en día, la versatilidad.
Las tipologías rígidas habituales no permiten adaptarse a maneras imprevistas de vivirlas, a los diferentes modelos de familias y a los tiempos. Las viviendas no solo deberían proporcionar sensación de amplitud, luz natural y ventilación cruzada sino además ser flexibles, con espacios diáfanos para poder adaptarse al envejecimiento de sus ocupantes y a nuevos usos como teletrabajar o desarrollar actividades lúdicas. La conexión con espacios verdes exteriores agradables debe ser prioritaria, por este motivo deben proyectarse jardines comunitarios de fácil acceso que proporcionen zonas de sombra e incorporen recorridos para pasear.
Nuestro origen de proyecto empieza echando la vista atrás y recuperando los valores de la Domus Romana, vivienda entre muros espaciosa, cómoda, bien ventilada y con una fuerte conexión interior - exterior.